Con motivo de la salida del nuevo disco de Extremoduro el pasado viernes 8
de noviembre de 2013 “Para todos los públicos” y a modo de homenaje, doy cabida
en el blog a los reyes del rock transgresivo: Extremoduro.
Extremoduro |
Puede que no se trate de flamenco en el más puro sentido de
la palabra, pero la banda extremeña ha demostrado que también se atreve a
moverse entre las turbulentas aguas de este género musical.
El nuevo disco “Para todos los públicos” alberga un poso, un
deje de cante jondo (en concreto en la canción “Poema Sobrecogido”).
Si se vami cuerpo se evapora y pierde solidez
y flota en el vacío de la soledad
y mi alma no sabe adónde se va a agarrar,
si estoy loco perdío.
Ay, ay, ay, ay...
Son estos últimos quejidos “ay, ay, ay…” (min 3:19) los que pueden recordar a la voz que se raja y sangra; como una herida del cantaor maltrecho. De hecho, la canción cuenta una lucha solitaria contra él mismo. Estos versos escenifican perfectamente la esencia de “Viaje Íntimo a la Locura” (libro del propio artista publicado en 2009). Los coros flamencos que decoran de fondo también ayudan a introducirte en ese ambiente sombrío y oscuro, de alma gitana.
El Robe canta con ese deje flamenco que también podemos
escuchar en “Me estoy quitando” (Agila, 1996) y más nítidamente en, la canción
por excelencia, “Coda Flamenca” (La ley
Innata, 2008).
Coda flamenca: cierra La Ley Innata y abre el quejío flamenco de Extremoduro
Roberto Iniesta (el Robe) |
Otra Realidad es el subtítulo de esta obra de arte, la cual
comienza con estos versos extraídos de “Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós.
“Por verme amado de ella por todo el díamañana, en perder la vida, consentiría”
Ésta es la canción más cercana al flamenco (así lo reza el
propio título) que ha compuesto Extremoduro, a pesar de que en otras también le
encontramos ese regustillo a la voz del Robe.
Claro está que no es un flamenco estricto; es un flamenco de
guitarras eléctricas de una banda de rock que todo lo experimenta, y que todo
lo que toca lo convierte en arte. Uoho pellizca las cuerdas en el punteo
inicial que ya te envuelve en humo, sólo en humo… (como más adelante canta):
Y el fuego del infierno ya es solo humo.Y ahora el fuego ya es solo humo,
Después de arder el fuego ya es solo humo.
El infierno ya es solo humo.
El Robe canta a alguien en este fragmento, a quien expresa
su idea de ser libre y volar:
Agarrados del aire, viviremos,no me importa adónde vamos.
Para reivindicar que, aunque maltrecho, sigue en pie:
Arráncate a cantar y dame algún motivopara decirle al Sol que sigo estando vivo.
Y por fin llega el latido jondo, la parte más dolorosa y
profunda. Desafía al tiempo, al destino, a la propia vida… y no quiere dejarse
atrapar por el abatimiento.
¡Ay el desánimo! Que no puede conmigo.¡Ay el destino! Que no juegue conmigo.
Para él todo cobra sentido cuando empieza a cantar. Estos
son probablemente los versos más “agitanaos” de toda la canción (incluso
pronuncia “canijo” con acento andaluz):
Ay, ay, ay, ponte a cantar “caniho”.Una mijita me arregla el sentío.
El final es una especie de broma que nos
dedican; ha sido una canción (y un disco en general, La Ley Innata) muy
sufrida, con mucha profundidad y mucho sentimiento. Es imposible quedarse
indiferente.
“El guiño al inefable Manué es la
broma final de Robe e Iñaki. La única que se permiten en todo el disco, que es
de una gravedad absoluta. Tres cuartos de hora de dolor que te dejan un regusto
muy parecido a la felicidad”.
[“De Profundis: La historia
autorizada” – Javier Menéndez Flores]
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